Por la falsa modestia.
La pedantería muda.
La victimización sin fin y la tristeza continua y permanente.
La irritabilidad.
La desesperanza.
El desencanto para con demasiadas cosas importantes.
La creencia insulsa de ser superior.
La justificación interna y estúpida que busca negar mi egocentrismo.
La sabiduría que creo poseer y que, justamente por ello, no tengo.
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