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I've been dead a thousand years. And lived only two or three.
Llueve. El viento susurra con voz estremecedora, y yo escucho. Dice aquel nombre que no me permito pronunciar. Callo, mas todos mis sentidos gritan. No son necesarias las palabras cuando el cuerpo se manifiesta con tal claridad.
Hace frío. O tal vez no. Pero estoy temblando, y la tempestad comienza a ser sofocante. Porque sigo esperando a alguien que jamás se presentará.
Lo más triste es saberlo y, de todas maneras, convencerse de lo contrario. Permanecer allí. Esperando inútilmente con una sonrisa en el rostro, insistiendo en que sólo es un retraso. Que ya luego todo valdrá la pena.
Pero no es así.
Porque podría esperar una eternidad. El mundo entero podría proclamar la necesidad imperante que me domina… y, sin embargo, todo permanecerá igual.
Porque, debido a alguna razón que me es desconocida, aquel nombre que callo es vacío. Es un mensaje sin destinatario que eternamente retorna a su remitente.
Será que simplemente no lo merezco.
Puede que mi destino sea contemplar la felicidad ajena e imaginar cómo podría haber sido la mía.