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Los miedos que había encarcelado, se liberaron, vienen por mí,
me buscan, me llaman, me sienten en su memoria,
soy la causa de su angustia, de su odio, de su pesar…
Las promesas que nunca hice, me amarran, me asustan,
alteran mi alrededor, me perturban, me detienen,
me causan dolor, me confunden, caigo en los labios del olvido.
Las caricias que alguna vez llegaron a mi rostro,
se tornan frías, ásperas, llenas de odio, de maldad,
se vuelven una mentira confusa, inexplicable de traición, de rencor.
Los besos que alguna vez tocaron mis labios,
son marcas de traición, huellas de mis penas inmerecidas,
de mis sufrimientos injustos, de mis lágrimas de dolor…
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