Ayer oí un susurro que decía que me cortarías las alas... ¿Acaso fue una amenaza? Sabes que lamento desilusionarte, pero no sé cómo harás para acabar con alas inexistentes. Ya he perdido las ganas y la esperanza de volar, por lo que ya no sirven de nada.
Siento que mis esfuerzos son vanos. Me parece ridículo forzar una sonrisa, incluso es una falta de respeto a mis lágrimas, quienes siempre me han acompañado.
Si hay una razón por la que tal vez las quisiera recuperar, es simplemente para demostrarte que soy más fuerte que una simple ráfaga de prejuicios... si algún día las recupero, entonces desearás no haber hablado nunca.
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