
Lentamente me voy desvaneciendo en el eterno remordimiento de quererte. Construí un muro que nos mantendría separados y haría que yo pudiese revivir, pero con el simple roce de tu mano aquella pared ha caído y ya no hay defensa que me salve contra ti.
Te pido entonces que me abraces y no permitas que me desarme, estréchame entre tus brazos como si tuvieras que detener mi desmoronamiento interno y sólo permanece junto a mí eternamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario