jueves, 4 de febrero de 2010

Jardín en Pena


Un edén marchito que ha perdido toda esperanza de renacer. Sus flores lloran amargamente, sabiendo que jamás han de recuperar la gracia y vivacidad que alguna vez supieron portar orgullosamente, haciendo que el mundo se voltease a apreciarlas y halagarlas.
Los árboles se quiebran, raquíticos y quejumbrosos, añorando esos días en que sus hojas de mil colores daban sombra a los dulces animalitos, o los momentos en que sus poderosos torsos servían de hogar.
Ahora solamente habitaba en su existir el mero recuerdo de las maravillas que habían presenciado, y en cómo se desvanecieron, volviéndolos eternamente miserables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario