La ensoñación silenció totalmente
La sabia voz de la razón,
Quien advirtió fervientemente
No hacer caso a la ilusión.
Torpemente el corazón caminó
Hacia la luz que rápido andaba,
Pero inevitablemente cayó
En la oscuridad que la rodeaba.
Desbocado y sin aliento
Se detuvo de repente
Mas un triste pensamiento
Hizo presencia en su mente.
En penumbra sollozó
Añorando su luz querida
Frágil, se empequeñeció
Y agrandose su herida.
En canoa de papel
Naufragó una eternidad
No renunciando a aquel
Diamante amado en verdad.
Mas llegó un instante
En que pudo sonreír
Pues vio a su brillante
Justo antes de morir.
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