Él no necesitaba que le dijesen cómo era vivir. Conocía demasiado bien lo que respirar significaba e implicaba.
Y, por esa misma razón, había intentado acabar con ello.
Había decidido desistir y anular el contrato que otra persona había firmado por él al nacer. Nadie elige vivir. Uno simplemente vive se decía a sí mismo con aflicción. Pero yo elegí morir pensó tristemente y heme aquí, tan vivo y vacío como siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario