jueves, 28 de enero de 2010

Súbita Seducción

Miraba al hombre fijamente, como si aquellos ojos verdes lo hipnotizasen de tal manera que su existencia se limitaba a la belleza del fulgor sensual y atrapante que percibía.
El observado no era indiferente, ya que lo contemplaba con aire de satisfacción, devolviéndole esa insinuante atención en la que estaba sumido.
Por un momento se sintió indeciso, y luego avergonzado por admirar con tan poco disimulo al ser que se encontraba frente a él.
Pero, olvidando y rechazando sus previos pensamientos, se levantó de golpe para chocar sus labios con los del hermoso muchacho.

Los que en la habitación se encontraban presenciaron con una mezcla de curiosidad, confusión y desagrado aquella escena:
un joven besando un espejo.

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