jueves, 29 de julio de 2010

wild world.


~you know i've seen a lot of what the world can do, and it's breaking my heart in two..

lunes, 26 de julio de 2010

Valor.

Valorarás aquello que tengas el día que lo pierdas.

domingo, 25 de julio de 2010

Call


Maybe tomorrow you will call...and i will be the one who won't answer the phone.

Nivel de Masoquismo.

~Pleasure In Pain.

Chuck Bass (Gossip Girl)

Gregory House (House MD)

Brian Kinney (Queer As Folk US)

Tony (Skins)

They all have one thing in common... They are selfish basterds. :)

Dolor ♥



Insufrible sería... no sentir ese dolor.

lunes, 19 de julio de 2010

DG


"Hoy en día, la gente sabe el precio de todo pero no conoce el valor de nada"



The Picture Of Dorian Gray.

jueves, 15 de julio de 2010

Aprobación de Ley.

Aprobada, después de 14 horas de debate, la ley de Matrimonio Igualitario.

martes, 13 de julio de 2010

sábado, 3 de julio de 2010

let go

Esa Boca (Benedetti)


Un cuento de Mario Benedetti que podrá, en parte, dar explicación al significado de la dirección de este blog (I HATE CLOWNS).

Su entusiasmo por el circo se venía arrastrando desde tiempo atrás. Dos meses, quizá. Pero cuando siete años son toda la vida y aún se ve el mundo de los mayores como una muchedumbre a través de un vidrio esmerilado, entonces dos meses representan un largo, insondable proceso. Sus hermanos mayores habían ido dos o tres veces e imitaban minuciosamente las graciosas desgracias de los payasos y las contorsiones y equilibrios de los forzudos. También los compañeros de la escuela lo habían visto y se reían con grandes aspavientos al recordar este golpe o aquella pirueta. Sólo que Carlos no sabía que eran exageraciones destinadas a él, a él que no iba al circo porque el padre entendía que era muy impresionable y podía conmoverse demasiado ante el riesgo inútil que corrían los trapecistas. Sin embargo, Carlos sentía algo parecido a un dolor en el pecho siempre que pensaba en los payasos. Cada día se le iba siendo más difícil soportar su curiosidad.

Entonces preparó la frase y en el momento oportuno se la dijo al padre: « ¿No habría forma de que yo pudiese ir alguna vez al circo? » A los siete años, toda frase larga resulta simpática y el padre se vio obligado primero a sonreír, luego a explicarse: «No quiero que veas a los trapecistas. » En cuanto oyó esto, Carlos se sintió verdaderamente a salvo, porque él no tenía interés en los trapecistas. « ¿Y si me fuera cuando empieza ese número? » « Bueno », contestó el padre, « así, sí».

La madre compró dos entradas y lo llevó el sábado de noche. Apareció una mujer de malla roja que hacía equilibrio sobre un caballo blanco. Él esperaba a los payasos. Aplaudieron. Después salieron unos monos que andaban en bicicleta, pero él esperaba a los payasos. Otra vez aplaudieron y apareció un malabarista. Carlos miraba con los ojos muy abiertos, pero de pronto se encontró bostezando. Aplaudieron de nuevo y salieron -ahora sí- los payasos.

Su interés llegó a la máxima tensión. Eran cuatro, dos de ellos enanos. Uno de los grandes hizo una cabriola, de aquellas que imitaba su hermano mayor. Un enano se le metió entre las piernas y el payaso grande le pegó sonoramente en el trasero. Casi todos los espectadores se reían y algunos muchachitos empezaban a festejar el chiste mímico antes aún de que el payaso emprendiera su gesto. Los dos enanos se trenzaron en la milésima versión de una pelea absurda, mientras el menos cómico de los otros dos los alentaba para que se pegasen. Entonces el segundo payaso grande, que era sin lugar a dudas el más cómico, se acercó a la baranda que limitaba la pista, y Carlos lo vio junto a él, tan cerca que pudo distinguir la boca cansada del hombre bajo la risa pintada y fija del payaso. Por un instante el pobre diablo vio aquella carita asombrada y le sonrió, de modo imperceptible, con sus labios verdaderos. Pero los otros tres habían concluido y el payaso más cómico se unió a los demás en los porrazos y saltos finales, y todos aplaudieron, aun la madre de Carlos.

Y como después venían los trapecistas, de acuerdo a lo convenido, la madre lo tomó de un brazo y salieron a la calle. Ahora sí había visto el circo, como sus hermanos y los compañeros del colegio. Sentía el pecho vacío y no le importaba qué iba a decir mañana. Serían las once de la noche, pero la madre sospechaba algo y lo introdujo en la zona de luz de una vidriera. Le pasó despacio, como si no lo creyera, una mano por los ojos, y después le preguntó si estaba llorando. Él no dijo nada. «¿Es por los trapecistas? ¿Tenías ganas de verlos?»

Ya era demasiado. A él no le interesaban los trapecistas. Sólo para destruir el malentendido, explicó que lloraba porque los payasos no le hacían reír.

Mario Benedetti.

Arte.


el mundo es arte. sólo hay que sentarse y ser espectador de la obra más maravillosa de nuestra existencia.

viernes, 2 de julio de 2010

Naturaleza Enferma

Ardiente fuego encendido
quema mi pecho, inmutable,
silencioso, permanece herido
callando agonía impalpable.

Cuchillos atraviesan impasibles,
débiles escudos oxidados.
las antorchas consumen sensibles
restos de cordura, olvidados.

Manantiales encerrados eternamente.
Un torrente abruptamente congelado.
La enfermedad amenaza cruelmente
con un destino previamente adivinado.

Ceniciento


el cielo acaricia la mañana,
fundiendo la añoranza del futuro,
sin olvidar el destello de campana
que el ayer deja seguro.

pisadas inciertas en arena
húmeda y ahora fría,
permanecen con pena
en el recuerdo del alma mía.

enuncia el gorrión cantarín
una balada pintada con ceniza.
un marco color carmín
y promesas escritas con tiza.

jueves, 1 de julio de 2010

Vestigios de Ayer

me encuentras recogiendo
los efímeros vestigios
de una vida pasada, olvidada,
fragmentos del ayer.

me dejas mientras río
desconsoladamente, ajena
a lo inevitable,
irrefutable y frío despertar.

desgarras mis entrañas,
procurando que presencie
como lentamente me desangro
recordando un adiós.